Para empezar, la frase me encanta. Para continuar, es mentira, o por lo menos intento evitar que se cumpla en mí. Y para terminar, es verdadera en muchos casos.
Viene esto a cuento de que me he terminado un libro crudo, crudo, crudo. Ameno de leer, se devora, pero en ningún momento deja de ser cruel. Se trata de Una historia de la Guerra Civil
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